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20/10/14

Addat - Huellas - I

Addat.

Huellas.

Un soplo de aire regaba el pasillo infinito del tanatorio. Innumerables llantos se sucedían. Las innumerables conversaciones se mantenían intensas de trágico dolor.

Recorría aquel iluminado sendero con la mirada perdida por cuadros inmersos en ambientes relajantes de lagos, montañas y paisajes en los cuales te perdías.

Tuve que abandonar la sala por unos instantes, ya no podía soportar las vanas palabras que me martilleaban lo más sensible de mi ser. Todos sabían, todos entendían, todos añoraban lo que mis abrazos habían perdido, aquello que me robaba la respiración e inmovilizaba mis sentidos. No me alejaba demasiado de su pequeña camita, su madre tirada en sus rodillas gritaba, su hermano mayor con los ojos colmados de pena vigilaban su pequeño e inerte cuerpo. No quería permanecer más tiempo, con el alma partida de dolor allí dentro, inquiriendo al destino que cambiara de fallecido, que dejara a mi hijo sobrevivir y me llevase con él.

Mis pasos se alejaban y acercaban a su última habitación, a su última morada... Mi exiliada cabeza se perdía por aquel edificio fétido de dolor buscando una respuesta a tanta desolación. Al final del pasillo contemplé un pequeño felino negruzco salir de una de las puertas, dar varias vueltas y esfumarse dejando su rastro. Me acerqué curioso y pude ver las pequeñas huellas manchadas de sangre, o eso me pareció. Entreabrí la puerta y la oscuridad llenó mi campo visual y me decidí a entrar.

En la lejanía podía escuchar algún grito desesperado, algún aullido reclamando la vida robada de mi hijo. No se qué me motivo a adentrarme en la opaca columna que se abría entre estanterías de carpetas infinitas. Entré sumergiéndome en la penumbra que mis ojos alcanzaba y noté en la pierna al felino restregarse y maullar satisfecho. Me asustó pero seguí avanzando, pude alcanzar a detectar una luz de flexo aprisionada tras los estantes, iluminaba someramente una mesa llena de papeles.

Hacía calor, noté flama en el torso y giré buscando la fuente calorífica y zas, un firme golpe en la cabeza me arrojó sobre la fría losa.


versión 2
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