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29/1/12

En la consulta.

 

Las piernas cruzadas bajo la falda beige, no alcazaba a ocultar las rodillas, entretenían la mirada recién llegada de David. La forjada timidez inundaba su cuerpo de diminutos estigmas que iban con él a cualquier parte. Agarraba su deshilachado bigote con las yemas de los dedos como si dependiera la vida del paciente de su destreza. El movimiento de sus gafas era incesante, recorrían toda la superficie de la cara surcando el mar de nervios.

Marta, inmersa en la liviana lectura de su dispositivo electrónico, perdía pensamientos en  recuerdos recientes. Besos de un prematuro amanecer en los que Javier devoró su cuello entre gemidos de pasión. La piel erizada mantenía el deseo del adherido cuerpo de Javi, sus manos continuaban la línea de su torso hasta el infinito, su sudor entremezclado con lágrimas de profundo amor obligaban a Marta a cerrar los ojos y soñar sólo con Javier.

Parece que hace calor, lanzaba espontáneo David al etéreo espacio que le distanciaban de Marta. Continuaba hablando a la mujer más hermosa que nunca podría contemplar y de la que no recibía respuesta alguna.

La blanca luz de mediodía colmaba la sala con el plácido calor del mes de mayo. El deseo voraz de David proseguía hablando con la mujer que tenía en frente, aquélla que aún se  mantenía huída en sus propias ideas. Poco a poco al no obtener ninguna respuesta fue subiendo de tono la semántica sexual, Marta parecía no advertir las envenenadas flechas. El deseo iba llenando de ideas irracionales la cabeza de David. Sudaba nervioso mientras se dilataban las córneas de los ojos y las manos no dejaban de golpear las rodillas como si se tratara de un tambor y quisiera llamar la atención de aquella belleza. Quiero besarla, le quitaré las bragas de un salto, sin que le dé tiempo a reaccionar, sin que pueda rechazarme, le gustará tanto que me suplicará que le bese, me amará tanto que querrá huir conmigo para siempre y hacerme feliz complaciéndome en todo lo que le pida...

Un hombre moreno entró en la salita sin ser percibido. Javier se detuvo a poca distancia frente a Marta lanzándole un beso y realizando un gesto de amor con la mano rodeando su corazón. David interrumpió su anónima locura clavándose un bisturí en la yugular seccionándola.

Adiós Marta.

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