Cookies

Si siguen navegando por este blog o permaneces en él damos por hecho que admites cookies, aunque debo decirte que no las utilizo, blogger lo mismo si y ya sabes...

10/4/13

Misiva 26. Bajo las botas.

MISIVAS DE UN RECUERDO.
 

Desde mi propia trinchera allá por La Rioja, 25 de Marzo de 1938.


Querido Adolfo,

Huí tan rápido como pude, tan veloz como el miedo me empujaba por los surcos cultivados de cereales. Entre los pedriscos tropecé, entre las balas me arrastré.

Desde el frío suelo te intuí, sobre mi desesperación pude escuchar tus besos, tu desvelo alzó mi mirada más allá de aquello que no era capaz de reconocer y una inmensa estrella amaneció sobre el llanto de una criatura escondida en el pasto. Desde el oeste la latente luz asomó las manos fuertes de un niño que se agarraba a los terrones como si fuera la piel de su madre ausente.

Que llanto Adolfo... gritaba aterrado... Y yo lloraba temerosa... Mi cuerpo postrado bajo los aullidos de las balas sin poder recoger aquella alma perdida.

El brillo de la estrella se tornó rojizo y debo decirte, aunque me llames loca, que aquella estrella lloraba por nosotros, por nuestro posible destino.

Botas tempranas rodearon nuestra desesperación y el congelador silencio se hizo. Hundí mi cara en el terreno, la figura del niño despareció tras las piernas de un soldado. Lo dispuso en la mano como si de un juguete se tratara. El juego acabó cuando aquel desgraciado ser cayó irremediablemente sobre las piedras, no brotó llanto alguno. Grité y grité desesperada, acusé y fui golpeada, arrastrada, humillada... allí dónde aquella estrella brillaba.

En este momento, escribo desde un lugar húmedo y oscuro lanzo esta carta de amargura al viento. Seguro que te envía mi dolor hasta ti. Cariño, te amo tanto que no hay dolor que apague tu llama.

Siempre mío, mi perdido marido Adolfo Arapiles. Todo mi amor.

Laura Sanlúcar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares

Mi lista de blogs