Cookies

Si siguen navegando por este blog o permaneces en él damos por hecho que admites cookies, aunque debo decirte que no las utilizo, blogger lo mismo si y ya sabes...

1/2/12

Misiva 1. Cuando recitas mi nombre.

MISIVAS DE UN RECUERDO.


Seseña, a 28 de Octubre de 1936.


Querida Laura, 



Muchas gracias por tus besos envueltos en fina seda, gracias por las palabras que alojo en mi corazón, gracias, eres lo único que me sostiene en esta locura. No soporto estar aquí, tendría que vivir en la aldea, con nuestro pequeño Nicolás. Cuidándote y amándote, viviendo a tu lado esta dura época que nos ha tocado vivir. Echo de menos tus caricias, tu sonrisa... Cuando después de hacer el amor recitas mi nombre y tus cabellos enredados a mi alrededor como serpiente que devora su presa. 

No dejes de quererme aunque pasen siglos, no podré dejar de amarte Laura.


La lluvia de armamento es incesante, esperamos que ocurra lo peor. La batalla será aniquiladora entre nuestras filas, estamos descorazonados mi amor. Nos tienen con un poco de pan y mermelada para que dé fuerza dice el sargento. Ya no consigo ver nuestro futuro juntos cariño, de este helador refugio no voy a salir. Cada vez tenemos más bajas y los nacionales se están desplegando por toda la zona. Ellos tienen el dinero y nosotros la lluvia, ellos acaparan las balas nosotros la voluntad, ellos despliegan los tanques nosotros dos mulas y el caballo del capitán que más que potro es burro almidonao, ellos exhalan la fuerza que les da el rancho nosotros masticamos el aire que conseguimos respirar.


Llevo varios días con una tos fea que me impide soñar contigo Laura, el matasanos dice que no me preocupe, que no me matará, que sólo una bala puede hacerlo y que todavía no está fabricada, será de oro porque un corazón tan noble no puede pararse por cualquier invento nacional.


Emilio te envía recuerdos desde el más allá, te quería mucho. Saluda a Concha, llora con ella, su marido siempre la tenía sobre los labios, murió pronunciando su nombre y ahora yace en un monte. Desde su descanso, Emilio, seguro que la puede ver.


No te desanimes cariño, el niño necesita tu coraje para seguir adelante. No olvides que siempre estaré con vosotros. Voy a morir mi vida, aunque antes me llevaré a unos pocos remilgaos, sobran muchos, no me marcharé solo al otro mundo. Cuando por fin acabe todo volveré por ti, tú no me verás yo a ti sí, no me escucharás aunque yo disfrutaré con tus susurros, no me tocarás pero yo estaré en tu interior mi amor.


Todos mis besos son tuyos, te amo mi vida.



Adolfo Arapiles, cabo de infantería de la República Española.


1 comentario:

  1. Sobre qué historias tan terribles hemos crecido, y cuántos fantasmas rondan aún...En estos días en que se está luchando por poder enterrar a aquéllos que se perdieron en una guerra terrible (como todas, pero esta es la nuestra),a aquéllos que "aún yacen en las cunetas de nuestras carreteras",y dejó este país sumido en una dictadura durante cuarenta años, me parece una historia durísima pero preciosa, y sobre todo un homenaje a esa memoria que tantas personas no están dispuestas a perder. Una historia construída sobre el amor eterno, en una época cruel de esta tierra.
    Olé por ti!!!
    Como siempre, gracias Guribundis

    ResponderEliminar

Entradas populares

Mi lista de blogs