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2/8/10

Por las balas.

Agotado me senté frente a la cristalera de un colorido establecimiento de moda. Me asomé con curiosidad, agarré el tirador de la puerta para entrar cuando una fuerza del interior me lanzó a los pies de un individuo con un revólver en la mano. Déjame marchar, supliqué, yo no quería estar allí, fue un accidente. Un hombre vestido de DHL sonreía callado. Otro también cubierto de rojo y amarillo revisaba la caja manteniendo agarrada por el cuello a una mujer joven, preciosa, que lloriqueaba sin apenas emitir un sollozo. Ella me miraba aterrada.

-¡No hay dinero!- fue el único sonido que rompió la turbada quietud del establecimiento donde por error me encontraba. Una potente bofetada mando al suelo a la joven dependienta. La suela del zapato del hombre que me vigilaba se clavó en mi garganta, me hacía mucho daño pero no fui capaz de rebelarme. -Ahora vas a pagar por no darme dinero-, amenazó el irritado atracador echándose encima de la guapa dependienta. Levantó la falda y cubrió los ojos de su sometida amante quitándose los pantalones y dejando el arma en el suelo fuera del alcance de la preciosa mujer, en el pasillo de la trastienda. El silencio se rompió dando paso a continuadas palabras vejatorias por parte de nuestros captores. En el olvido de la violación apareció una niña de unos tres o cuatro años, sujetaba en alto el revólver abandonado disparando certeramente sobre el hombre que dañaba a su madre. Siguió caminado, fría y con los ojos desorbitados volvió a disparar, una y otra vez hasta acabar con todas las balas.

Ahora, después de muchos años, mutilado y con una dolorosa vejez que me hace recordar cada herida, perdono a la chiquilla que defendió a su madre aquélla mañana.

2 comentarios:

  1. Como mola, ya somos los malos, ja, ja, ja,
    Me gusta el inesperado giro del final y la puerta abierta para relenar los huecos...
    Saludos

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  2. DHL , un hombre de rojo y amarillo??? ji ji ji a partir de ahora tendremos cuidado. Una historia corta pero intensa.

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