MISIVAS DE UN RECUERDO.
Querida Laura,
Muchas gracias por tus besos envueltos en
fina seda, gracias por las palabras que alojo en mi corazón,
gracias, eres lo único que me sostiene en esta locura. No soporto
estar aquí, tendría que vivir en la aldea, con nuestro pequeño
Nicolás. Cuidándote y amándote, viviendo a tu lado esta dura época
que nos ha tocado vivir. Echo de menos tus caricias, tu sonrisa... Cuando después de hacer el amor recitas mi nombre y tus cabellos enredados a mi alrededor como serpiente que devora su presa.
No dejes de quererme aunque pasen siglos, no podré dejar de amarte Laura.
No dejes de quererme aunque pasen siglos, no podré dejar de amarte Laura.
La lluvia de armamento es incesante,
esperamos que ocurra lo peor. La batalla será aniquiladora entre
nuestras filas, estamos descorazonados mi amor. Nos tienen con un
poco de pan y mermelada para que dé fuerza dice el sargento. Ya no
consigo ver nuestro futuro juntos cariño, de este helador refugio no
voy a salir. Cada vez tenemos más bajas y los nacionales se están
desplegando por toda la zona. Ellos tienen el dinero y nosotros la lluvia,
ellos acaparan las balas nosotros la voluntad, ellos despliegan los
tanques nosotros dos mulas y el caballo del capitán que más que potro
es burro almidonao, ellos exhalan la fuerza que les da el rancho
nosotros masticamos el aire que conseguimos respirar.
Llevo varios días con una tos fea que me
impide soñar contigo Laura, el matasanos dice que no me preocupe, que
no me matará, que sólo una bala puede hacerlo y que todavía no está fabricada, será de oro porque un corazón tan noble no
puede pararse por cualquier invento nacional.
Emilio te envía recuerdos desde el más
allá, te quería mucho. Saluda a Concha, llora con ella, su marido
siempre la tenía sobre los labios, murió pronunciando su nombre y
ahora yace en un monte. Desde su descanso, Emilio, seguro que la puede
ver.
No te desanimes cariño, el niño necesita
tu coraje para seguir adelante. No olvides que siempre estaré
con vosotros. Voy a morir mi vida, aunque antes me llevaré a
unos pocos remilgaos, sobran muchos, no me marcharé solo
al otro mundo. Cuando por fin acabe todo volveré por ti, tú no me
verás yo a ti sí, no me escucharás aunque yo disfrutaré con tus
susurros, no me tocarás pero yo estaré en tu interior mi amor.
Todos mis besos son tuyos, te amo mi vida.
Adolfo Arapiles, cabo de infantería de
la República Española.
Sobre qué historias tan terribles hemos crecido, y cuántos fantasmas rondan aún...En estos días en que se está luchando por poder enterrar a aquéllos que se perdieron en una guerra terrible (como todas, pero esta es la nuestra),a aquéllos que "aún yacen en las cunetas de nuestras carreteras",y dejó este país sumido en una dictadura durante cuarenta años, me parece una historia durísima pero preciosa, y sobre todo un homenaje a esa memoria que tantas personas no están dispuestas a perder. Una historia construída sobre el amor eterno, en una época cruel de esta tierra.
ResponderEliminarOlé por ti!!!
Como siempre, gracias Guribundis