Comarca de La Rioja, 24 de Octubre de 1937
Querida Elena,
Alma mía cómo añoro tus olores. Cierro los párpados levemente con tu rostro entre mis besos y con este olor a rosquillas recién hechas.
No sé que hago tirado en esta hamaca fría, en este extraño lugar que contemplé a mi llegada vacío de razón.
Sólo levanto la mirada y vislumbro el cielo bajo la techumbre, la estelar luminosidad eleva el vulgar cobijo que comparto con tres almas desconocidas y misericordiosas que mantienen el aire que inunda mis pulmones y me permiten decirte estas mínimas palabras que te dedico.
"Miro mis manos profundizando en la arcilla que da vida a esta tierra, me arrodillo y sumerjo mi rostro en el vergel y pierdo mi destino en el lodazal. No soporto más esta guerra, ni la sangre colorear las ínfimas vidas, ni el dolor asomar por rostros olvidados."
"Siento un punzante dolor en el pecho, agudo, siniestro y vergonzoso que me aleja de ti. Continúo cerrando estos ojos que no quieren volver a mirar el horizonte de muerte que ahora nos reina. Albergo el fino dolor en el corazón y mi respiración suavemente se diluye. Me ahogo. Amor, me ahogo en mi llanto."
"Dejo abrir mis pupilas a la realidad y la cara de mi asesino mantiene con garra su bayoneta clavada en mi esternón. No le odio, gracias a él me abandono, gracias a él no sé si este momento existe o nunca habrá existido en el terror del pánico".
Alberto Nadal. Último suspiro.
Que descarnado te sale todo, que baño de la realidad de la guerra, cuanta furia, cuanta frustración, cuanta desesperación...
ResponderEliminarJoder cada vez te salen mejor