Cookies

Si siguen navegando por este blog o permaneces en él damos por hecho que admites cookies, aunque debo decirte que no las utilizo, blogger lo mismo si y ya sabes...

24/5/12

Misiva 14. Por siempre creo en mis pasos.


MISIVAS DE UN RECUERDO.



                                                                                  Aranjuez, 21 de Mayo de 1937.    

Querido Padre,

Desisto, muero en manos de la incomprensión que somete mi alma al desahucio. Salí de Illescas con muchachos oprimidos por ser mano firme para los Nacionales, ahora yacen muchos de ellos en los senderos cálidos de esta primavera de sangre que vivimos en esta patria. Debo huir, me buscan todos, unos por perdida, otros por hallada. 

Adolfo no aparece padre, no soy capaz de localizarle. Obtuve una pista de detenidos en tantas escaramuzas que nadie sabe ni a quién se apresa. Hay cuerpos vivos entre los corrales de los cuarteles a los que no se atiende, apenas gimen por temor a ser recordados con una bala entre las cejas. Otros son colgados y torturados por algún excelso suboficial que cree haber averiguado una estrategia para la victoria.

Es desolador, nadie habla, nadie sonríe. Es un teatro de muerte lo que me encuentro por todas las villas que atravieso camino a ninguna parte. Tengo la sensación de perder el rumbo y lo único que queda es intentar ir al Norte. Siempre creo en mis pasos y mi intuición dirige mi camino rumbo a la sombra de mi marido que espero hallar tarde o temprano.

¿Cómo está mi pequeño Nicolás? Ya no recordará a sus padres. Lloro cada noche desde que me separé de él y ruego por vuestro bien. Siento tener desterrado mi cariño para él. Os quiero tanto que mi vida aguanta por el anhelo de la vuelta, del reencuentro que seguro llegará, del amor que os proceso, de la libertad que disfrutaremos. Os amo.

Laura Sanlúcar.




Misiva 13. Cántaro de licor.



MISIVAS DE UN RECUERDO.

                                                                                 Aranjuez, 18 de Mayo de 1937.     



Amigos libertarios,

En el día de hoy desertores llenan nuestros campos, alimañas se alimentan de nuestra humildad, no dejéis pisar vuestra hombría. Son decenas de cobardes de los que no podemos fiar, ser cautos, prever sus movimientos. Muestran como líder una mujer encarnada de venganza, Laura la hacen llamar, en busca de marido está. No escuchéis palabras vanas como cantos de sirena, nos aniquilaran si bajamos la guardia.

Todo el que cuente  con algún, atrás olvidado vecino o hermano entre las filas de la Nación, que reniegue. Sí, renegar es la opción que la camaradería otorga como solución. No debemos alentar la insurrección de los cobardes. No os fiéis.

Quiero aconsejaros el común de los hechos que vamos a interpretar en estas ásperas llanuras, los chicos de Marco a la sentada del olivo, mirando hacia Sur. Gabriel con su consorte hasta Seseña vigilando el paso raudo desde Esquivias. Además, el resto zapatear las calles de Aranjuez y apostar algún buen compañero hacia los caminos yermos de Chinchón.

Si soldado desviado es apresado no andéis con chapuzas espontáneas y volar la poca sesera que manejan seres tan mezquinos. Yo pasaré cuentas en cada puesto y no será admitida la alegría del llegar nocturno, al que se espante de su obligación perderá más que la cabeza las ganas de privar cántaro de licor con los muñones que mi espada oxidada dejará.
serán pocos días de asedio sobre este monte, no tardará mucho en llegar la nota de continúa hacia el marco de la victoria. Mañana, como buen pago, buena mandanga aparecerá en nuestras mesas para decoro de tantos trabajados estómagos.

La batalla será ganada, como no puede ser de otro modo, por el gran poder de la libertad Republicana.

Gracias a todos y suerte.


Teniente Gómez Parra.

17/5/12

Misiva 12. La bala en la mano.



MISIVAS DE UN RECUERDO.



                                                                                   Illescas, 15 de Mayo de 1937.     


Att. Alférez Sipos,

Perdóname compañero por no avisarte de otro modo de lo que ha ocurrido. Una parte de esta carta es para mi pobre mujer, ayúdala y dile de tu propia palabra lo que en ésta escribo.

No es posible tanto dolor en lo más profundo de mi existencia, cómo hemos podido fallar en la excelentísima azaña que nos otorgó nuestro estado. Luchamos entre hermanos y ahora para nada. El acuartelamiento está moribundo, han huído la mayoría de nuestros soldados alentados por una mujer, Laura Sanlúcar. Una sola persona ha podido con la voluntad de  nuestros soldados. No puedo entender como lo hemos hecho tan mal, hemos creído que nuestras ordenes bastaban y su coraje sobraba. Han quedado en la guardia algunos oficiales y pocos aislados soldados que por miedo no han secundado la estampida.

No estoy dispuesto a soportar tal vergüenza. Requiero la ayuda de nuestro ejército para apresar y castigar a quienes han olvidado su hombría tras una falda. He perdido la fe en nuestro señor que me ha abandonado, por lo tanto la única obra que me queda es la propia culpa tras mi propia bala, acabará conmigo según redacte este manuscrito de dolor y olvido.

Amada Emi, ya no te volveré a ver, no volveremos a soñar amándonos, no conseguiremos alcanzar la luna con la yema de los dedos mientras el brillo de nuestro lecho ilumina nuestro amor. Te amo, cuánto te amo. No sabes lo que mi deseo te necesita y no conoces lo que sufro al dejarte en esta cruel existencia. No temas por mí, no puedo vivir con la carga del fracaso sobre mis espaldas, pero te amo tanto que me duele soñar sin ti. Tus rizos, tus besos, tus amores... Dios por qué no me has dado luz.

Tengo una bala en mis manos que en breve se alojará en mi cráneo, ruego perdón a todo el amigo y el enemigo de los que no soy digno. Arriba España y nuestro señor.

Perdóname Emi.

Sargento  Antolín Vallejo.

13/5/12

Misiva 11. Frutos de años de amor.


MISIVAS DE UN RECUERDO.



                                                                                   Illescas, 14 de Mayo de 1937.     




Respetado Sargento,

Yo sé bien cómo son los actos malvados de un ser con el que me he obligado a compartir lecho en estos últimos tiempos. Sé que no me respeta, soy digna de la libertad de mis emociones y de los objetivos de mi vida. Todo ha tenido su indeleble marca de la inquietud de búsqueda de un amor que entró dentro de mi ser bien pequeña y hasta el día de hoy se mantiene muy vivo. Crecimos juntos ante la dureza de la vida, siempre contentos porque nos teníamos bien firmes, juntos, siempre amantes. Y ahora ustedes me lo han robado. Tienen a mi marido preso y lo encontraré.

Fruto de años inmensos de amor llegó nuestro hijo Nicolás, le tengo muy lejos. Mis padres y los de mi marido cuidan de él en tierras muy lejanas y seguro que crecerá bien, sin padres pero seguro. Le veré hecho un hombre el día que podamos reunirnos todos de nuevo, cuando por fin encuentre a su padre.

No se preocupe más por el Capitán Granero. Es usted un cobarde Sargento. Ha tenido muchas jornadas para decir y no callar. Y ahora me redacta una misiva que sortea mi mirada lanzándola bajo la puerta. He recogido su nota con las manos llenas de sangre, los ojos sin vida de mi anciano captor miraban al azul del cielo mientras mi baúl se repleta de voluntad.

El cabo Polo está liberado, no se preocupe por él, está bien. Es un joven admirable y yo misma, mientras usted descansa, he reventado el ínfimo cerrojo que le privaba. Me está tan agradecido que ahora mismo partimos de Illescas, sí, me ayudará en la empresa de localizar a la parte de mí que no tengo. Comprende que no seré nunca suya, me ha confesado que está enamorado de ésta que le escribe, me socorrerá en este incierto camino a pesar de no ser correspondido. Se siente muy dolido al sufrir la ira de su propio destacamento, el cuál ha defendido siempre con todo su corazón y que le ha torturado por mirar a una mujer a la que sus vidriosos ojos no pueden escapar. Una mirada no autorizada por parte de un decrépito oficial que la maldad le surge sin esfuerzo.

Le he solventado varios problemas a la vez, no dirá que no pienso en usted. Además conozca que muchos de los soldados que usted gobierna no comparten los motivos de esta desdicha, han visto morir a los que no hace demasiado eran sus propios vecinos. Cómo pueden matar a quién te vio nacer, cómo se puede disparar a quién ruega clemencia. Niños, mujeres y hombres asesinados y olvidados bajo las tierras de odio de ésto que ya no es un país, si no el infierno.


Laura Sanlúcar.

Misiva 10. Atando cabos.


MISIVAS DE UN RECUERDO.


                                                                                   Illescas, 13 de Mayo de 1937.  

Admirada Señora,

No está demás dirigirle algunas palabras para se mantenga al día de los hechos que ocurren en el acuartelamiento de Illescas en el que usted no debiera alojarse. Si puedo ayudarle en su objetivo con el Capitán Granero sabe que mi sala está cerca de la suya. Mi respeto a mi superior me impide tomar obra en su expulsión de nuestro destacamento por intrusa. Sé que nunca me escucharía ese viejo amigo que con los años ha perdido la perspectiva de la realidad en esta batalla.

Estoy muy cansado de apreciar desvaríos y castigos infundados hacia mi tropa. Tengo a uno de mis mejores hombres bajo arresto en el calabozo más inhóspito y acuoso de ésta nuestra casa cuartel. Sufre por el atrevimiento de acercarse a usted con una sonrisa en la cara y una flor en la mano. Siempre ha sido muy tunante aunque es la mejor persona que puede  tener un sargento bajo su mando. Ahora yace en un agujero oscuro donde apenas la luz se infiltra por una rendija y no puedo hacer nada por liberarle, Granero nunca me lo permitiría.

Le escribo para considere una palabra suya en favor del cabo Polo y podemos derogar la condena a la que esta sometido. Además le ruego tape sus gloriosos encantos, somos hombres en los que la patria confía su seguridad y no podemos distraer el objetivo que nos encomienda el país, por el bien de todos nosotros.


Gracias anticipadas por la atención que seguro me obsequiará y conseguiremos entre los dos que el cabo vuelve a realizar sus tareas junto a sus compañeros de batería.

Sargento Antolín Vallejo.

10/5/12

Misiva 9. El olivo olvidado.



MISIVAS DE UN RECUERDO.


                                                                               Esquivias, 9 de Mayo de 1997.     


Amado Nicolás,


Sabes bien mi gusto por caminar, conoces bien que me complace ver el sol marchar. Ayer vi un nuevo ocaso cerca de la villa de Yeles, fui hacia aquel camino que nos acercaba a Esquivias jugando con nuestras manos, marchando un tanto más lejos que de costumbre. Me colé en una de las fincas que usa del arte de la caza, son tierras de perdices y conejos. Me adentré paseando mientras escuchaba esa canción que bajo la ducha bailábamos, con el agua que purificaba nuestros cuerpos. Nos manteníamos unidos como cadenas inmateriales que se fundían en un único ser. ¿Recuerdas? Yo era tú. Tú eras yo. Cruce el camino con aquella sintonía y ,entretanto, un perro de patas doradas detenía su marcha para observarme. Su lengua alertaba fatiga. Tranquilo mantuvo su mirada sobre mí. No me asusté, reflejaba docilidad. Tenía el lomo negro y los ojos enclaustrados en pelo pardo que se mantenían firmes. Ladró una vez y una manada de canes de todo tamaño y raza cruzaron sin ocuparse de mi presencia. El pastor alemán inició la marcha una vez hubo pasado el grupo olisqueando el camino. Una vez se alejaron sobre los montículos de tierra seca continué apacible en busca del adiós solar.

Gustosa de sentir la tierra me descalcé cerca de un olvidado olivo que permanece en el sueño de la modernidad, anhelando algún jardín que aún se mantiene sin él. Me apoyé, para descalzarme, sobre su rugoso tronco, cerré mis párpados y pude oír una débil voz de la que no pude extraer su semántica y giré la cabeza sobre una flor amarilla, solitaria, entre follaje seco. Me acerqué descalza, me arrodillé ante esa belleza natural sintiendo sus pétalos en las yemas de mis dedos. ¿Qué haces tan sola? Y contestó mostrando un gran agujeró en la tierra escarbada. Infinidad de patas continuaban marcadas formando surcos y, entre ellos, huesos desnudos formaban un abrazo mortal. Clavé con fuerza mis manos en la arena, no podía creer lo que estaba contemplando... Alcé la mirada un poco revisando los pequeños cúmulos de sílice, no podía creer aquéllo que el paisaje y el trabajo canino publicaban. Otra fosa con destartalados esqueletos amontonados sobre pequeños restos casi putrefactos. Giraba el rostro en cualquier dirección y apareció lo que fuera un cementerio olvidado acorralando al ancestral olivo que está junto a mi.

Quiero que te pongas en marcha lo más pronto posible. Necesito que estés conmigo y yo contigo, temo que aquella historia familiar que me contaste poco antes de casarnos finalice en una realidad esperada y dolorosa. Él puede estar aquí. Siento que tu padre está aquí.

Lloro como nunca lo he hecho antes mi amor, creo que tengo la mano descarnada de Adolfo Arapiles entre mis dedos y su mirada cavernosa ruega perdón. Su cabeza marca el golpe que Alvarito de chico le provocó en las guerrillas de chico y bajo su esternón nace una preciosa flor ambarina que da color a todo este yermo sendero de muerte.


Te aguardo.

Marina  de Esteban. 

Entradas populares

Mi lista de blogs