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23/12/10

Fuegos invisibles.

Colocaba los libros según se los encontraba desparramados por los estantes diciéndose lo maravilloso de estar allí, cuantos enigmas a su alrededor. Se encontraba en una de las tiendas más importantes de la ciudad, toda la música, los textos más pujantes, los dispositivos electrónicas más sofisticados se localizaban en aquel lugar. En ese momento era muy feliz, tanto que la alegría desbordaba los verdosos ojos que no pestañeaban, derramaban lágrimas de pasión mirando cada objeto que pasaba por sus manos.

Sabía que no debía tocar nada, su corazón le incitaba a agarrar con fuerza los multicolores que dormían ordenados. Apasionado se aproximó a uno de los rincones de la tienda, no quería dejar de recorrer parte alguna, acariciaba todo con lo que se tropezaba, disfrutaba el tacto de todo lo nuevo.

Una puerta casi disimulada en un apartado recoveco se encontraba entornada, la empujó suavemente observando el interior oscuro, aún así penetró decidido, sin pensarlo demasiado. Sus pasos caminaban sobre la profunda soledad de un almacén repleto de artilugios que la leve claridad iba promocionando. La boca se le hacía agua ante el increíble secreto descubierto. Un ruido estridente al otro lado de una estantería llamó su atención, la piel se le erizó de miedo en el momento que notó su pierna apresada por un delgado brazo verde. ¡Ah! paralizado sólo miraba a su alrededor. Un enano reía burlón desde el otro lado moviendo las piernas como una rana saltarina, absurdo se movía sin prestar atención, hablando de forma enrevesada para sus oídos.

El techo apagado del almacén se tornó brillante dibujando una pequeña galaxia, su movimiento circular crecía y crecía colmando incluso las paredes atestadas de cajas aletargadas. Planetas y multitud de formaciones estelares emergieron delante de su perdida mirada.

Una mujer desnuda con el pelo liso que incesante acrecentaba se aproximaba con las manos extendidas de las que brotaban tormentas solares ínfimas, partículas incandescentes diminutas que abrasaban lo que rozaban. Hábilmente se tapó el rostro, se tiró al suelo liberándose del canijo rápidamente y se alejó corriendo por donde había entrado. El fuego tardó pocos minutos en asomar en la tienda, la ebullición de las compras navideñas se interrumpió en el caos de los gritos, las carreras de decenas de personas taponaban una salida ya de por sí atestada.

Los bomberos y el personal de seguridad formaron ante la humeante puerta aguardando el escape del temido fuego, no salía más que humo, no aparecían llamas por ningún sitio. Manguera en mano se aproximaron mientras se diluían los humeantes vapores, con el mango de un hacha abrieron de par en par el oscuro trastero repleto de cajas, cajas y más cajas; nada de fuego, nada de alarma, nada de peligro. Un niño asustadizo se introdujo entre las piernas agrupadas, buscaban una emergencia inexistente en la oscuridad. Las ropas y el pelo del infante todavía humeantes fue lo único que encontraron en el almacén aquella tarde de Navidad.

8/12/10

El sueño de las flores.

For ever... pienso en ti mi amor. Casi en cada movimiento de mi ser aflora el suave aroma de tu cuerpo acercándose desnudo, agarrando mi cuello con dulzura y ofreciendo tu beso fresco.
For ever... escribo mi mundo a tu alrededor sin querer, mi inercia gira hacia el mismo lado de la curva, ese desnivel que existe en tu cadera que accidenta mis sueños.

Oye mis gritos cuando asomo al precipicio de la vida observando tu figura en el horizonte, dejo caer mi existencia durmiendo enroscado en tu abrazo nocturno.
Subo la escalera hasta tu ventana, paso a paso, acompañado por una serpiente coloreada de guerra, enérgica, con su profusa lengua advirtiendo el peligro. Se cuela por la brisa veraniega y se deja caer en el frío suelo, continúa camino trepando por la pata que sujeta el mundo bajo tus sabanas. Sin romper el silencio se acerca a ti rozando tu sensitiva dermis, el escalofrío no te despierta, te hace viajar al paraíso de sensaciones, la gracia se apodera de tu descanso. Sobre la almohada un reptil abre sus fauces alrededor de tu vigoroso pelo, ya estás perdida, el veneno asoma a tus ojos en cuanto los abres no puedes reaccionar a pesar, muy a pesar, de que tu destino está en el interior de una longitudinal caverna de amor infinito que recorre tu existencia y se apodera de tu ser.

Las coloridas flores pueblan el ventanal, ya sale el sol de mañana y nuestra sonrisa con él.

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